lunes, 28 de septiembre de 2009

El Camino de la Luz




Yo soy Belexar, el draenei paladin. La historia que les voy a contar trata de como decidí convertirme en un paladin y como obtuve en poder de la luz.

Yo nací en Argus, el planeta de origen de los Draenei. Mis padres eran Naalar, un Shield of Velen; y Chandra, una curadora. Poco después de que nací, los draenei Escaparon de Argus con la ayuda de los Naaru y se establecieron en Draenor, más conocida como Outlands. Cuando era un niño, mi padre me enseñaba a combatir y mi madre me impartía las enseñanzas de los Naaru.

Cuando tuve la edad suficiente, entre en la Academia Militar de Draenor, donde recibiría entrenamiento para entrar en el Ejercito de la Luz. En la Academia Militar entrenaban los Warriors, los Paladins y los Hunters, mientras que en la Academia Mágica entrenaban los Mages, Priests y Shamans.

Entrenábamos en la Academia desde el amanecer hasta la tarde. De ahí podíamos salir al campo o quedarnos descansando en la Academia. Los que no se quedaban adentro, iban a las planicies que rodeaban la academia para jugar, hacer duelos o cazar a los animales que vagaban por Draenor.
Durante el primer año en la Academia, nos entrenaban a todos los alumnos juntos, pero después del primer año debíamos escoger entre una de las tres clases disponibles en la Academia para entrenarnos en esa clase. Hasta ese día, nos entrenaban maestros de las tres clases para que pudiéramos conocer más de cada clase.

Unas semanas antes de que cumpliera un año en la Academia, empezó la invasión. Las tropas de la Legión llegaron en miles. Nigromantes y Warlocks que asesinaban draenei e invocaban criaturas demoniacas; llovían meteoros para convertirse en infernales; los muertos se levantaban de sus tumbas para alimentarse de los vivos; bestias horrendas con múltiples apéndices, cabezas o colmillos que acosaban y mataban a los draenei que pasaban por el campo. El Ejército los mantenía alejados de las ciudades, pero cada día llegaban más y nuestros hermanos caídos se levantaban para engrosar sus filas.

Los entrenamientos en la Academia no se vieron interrumpidos, pues necesitábamos todos los soldados disponibles para defendernos de la Legión. Por supuesto que todos los alumnos que salían a entrenar eran acompañados por un maestro y una escolta de soldados.

Una tarde, mi grupo salió con un maestro Paladin, el Vindicator Mohram. Estuvimos entrenando al aire libre por horas, mientras los soldados patrullaban el perímetro. Al caer la noche, nos dispusimos a volver a la academia, cuando se nos presento un Warlock eredar acompañado por un grupo de felhounds.

El eredar mando a sus felhounds hacia nosotros. El warrior se lanza hacia adelante, interponiéndose entre nosotros y los felhounds. Golpea la cabeza de un perro demoniaco con su escudo mientras con su espada le abre el vientre a otro. El hunter se pone a cubierto detrás del warrior mientras le dispara al warlock y el paladin ataca a los felhounds con sus judgements y su espada.

El mage, el priest y mi maestro aprovechaban que los tres soldados distraían a los sabuesos para llevarnos a la academia, pero el warlock nos vio. El mage y el priest se pudieron llevar a los demás alumnos, pero mi maestro y yo nos quedamos detrás. El warlock esbozo una sonrisa malévola mientras rebuscaba en sus bolsas. De una de ellas saco un brillante soulshard, los sostuvo con ambas manos unidas, elevo un cantico y lo deshizo.

Se oyó un trueno y un relámpago verde cruzo el firmamento. Alzamos la vista y vimos una enorme roca ardiendo en caos caer desde lo alto hacia nosotros. Pudimos saltar a un lado para no ser aplastados, pero la onda expansiva nos aturdió por un momento. Del humeante cráter que dejo el meteorito al aterrizar, emergió un enorme infernal, incendiado con fuego demoniaco y avanzando hacia nosotros.

Los soldados ya habían acabado con los felhounds, sufriendo solo heridas leves que el paladin curo al instante. El warrior cargó contra el infernal con su escudo en alto, a punto para bloquear el golpe que le propino el infernal, hundiéndolo unos centímetros en la grava. El paladin aprovecho para lanzarle un juzgamiento y golpearlo con un crusader strike mientras el hunter le disparaba sin cesar en la cabeza. Mohram y yo nos acercamos por detrás al infernal. Mi maestro se lanzo sobre él y le lanzo un holy shock, para después consagrar el suelo alrededor y clavarle su espada infundida en un seal of rigtheousness en la espalda. A mí no se me daban bien los poderes de la luz, así que ataque sus piernas con mi espada.

El infernal, enfurecido por los ataques, el infernal intento sacudirse a Mohram, pero al no conseguirlo se desquito con los soldados. Pateo al warrior enviándolo varios metros hacia atrás. Levanto al paladin con una mano para lanzarlo contra unas rocas. El hunter trato e alejarse, pero el infernal recogió una roca, la encendió con fuego maldito y la lanzo al hunter, que cayo inconsciente por la explosión.

Mi maestro seguía con su espada clavada en la espalda del infernal. Desenterró la espada, trepo por la espalda del demonio y le atravesó la cabeza de un lado al otro con su espada infundida con el seal of rigtheousness. El fuego del infernal se apago y este de deshizo y cayó al suelo.

Mi maestro emergió triunfante de los escombros y se dirigió para enfrentarse al warlock, pero este no había perdido el tiempo y había convocado a un felguard con una enorme lanza. El demonio salto sobre Mohram, con su arma describiendo un arco hacia la cabeza de mi maestro. Este, tomado por sorpresa, pudo bloquear el golpe, pero quedo aturdido y el felguard aprovecho para clavarle su lanza en el pecho. Mohram, herido de muerte, cayó hacia atrás empujado por el arma del demonio.

Al ver caer a mi maestro, me interpuse entre Mohram y el felguard y ataque al demonio con mi arma. Este rechazo el golpe y, girando su arma, me arrebato mi espada para después lanzarme hacia atrás de una patada. Caí hacia atrás y aterrice al costado de mi maestro.Al sentirme a su lado, me miro y me entrego su espada diciéndome:

"Escucha a la Luz, Belexar. No dejes que la oscuridad te venza. Usa tu poder para proteger a tu raza, a tus amigos, a los que amas."

Sosteniendo la espada con ambas manos, elevo una plegaria a la Luz. Siento la energía sagrada corriendo dentro de mí, yendo hacia mis manos y fluyendo a través de ellas hacia mi arma. Avanzo hacia el demonio y lanzo la energía divina contenida en mis manos hacia él. Aullando de dolor, su cuerpo se retuerce bajo mi exorcismo. Doy un salto hacia él, lanzando un juzgamiento y mi grito de guerra, caído sobre su hombro derecho con un crusader strike, partiendo su cuerpo en dos.

El eredar mira aterrado como su vasallo cae muerto y da la vuelta. Trata de escapar, pero yo voy detrás de él. Infundo mis manos con poder divino. Mientras sostengo mi arma con la mano izquierda, llevo atrás mi mano derecha, concentrando la luz en esta. Formo un martillo sagrado, lleno de ira, justicia y mi voluntad de vengar a mi maestro. Lanzo el hammer of wrath, que vuela hacia el warlock.

La luz se entierra en su espalda y su cuerpo se contorsiona una vez antes de caer sin vida al suelo. Busco a los soldados, que afortunadamente siguen con vida. Usado holy light curo sus heridas y juntos llevamos el cuerpo de mi maestro a la academia, donde tiene el entierro de un héroe.

Desde ese día me entreno en las artes de un paladin, estudiando a la Luz y los Naaru y volviéndome más fuerte cada día, para así poder proteger a los que amo y hacer justicia.


FIN

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